La vida avanza, despacio pero avanza, cuando te das cuentas ha pasado el año. Esos años que tú no cuentas por fecha de nacimiento, desde hace mucho lo cuentas por Cuaresmas. De repente un día te preguntas ¿cuántas cuaresmas llevo?
Aún tienes reservado en un hueco de tu memoria el chirriar del paso de los coches al girar en cualquier esquina por la cera dejada al paso de las cofradías. El olor a incienso sustituye al de tu perfume preferido. Vives entre humos de distintos olores dejando pasar lo que va de la ceniza a las ramas de olivo que servirán para dar la bienvenida al Domingo más hermoso que puedas imaginar (todos los años es lo mismo pero es distinto, el mismo día pero totalmente nuevo, con nuevas sensaciones y energías).
En tu ensimismamiento de los paseos vespertinos, sin querer, los pasos te van llevando de un altar de Cultos a otro, de un Besapiés a un Besamanos, de un ensayo de costaleros a una reunión de horquilleros. Los pasos firmes pero tímidos te llevan a la casa hermandad, lo haces muchas veces a lo largo del año, pero ahora el convencimiento de que es para dar los últimos retoques te hace sonreír. Incluso ante la pertinaz lluvia que no nos abandona no te importa, piensas “la que caiga ahora, no cae en Semana Santa”
Disfrutamos como locos de tareas que el resto del año nos parecen pesadas. No nos gusta ordenar, sin embargo durante estos días no paramos de poner orden en todos los enseres, revisamos que todo esté en su sitio.
La llave que nos lleva al Domingo de Ramos ya ha abierto esa puerta hace veinte días, el pasillo que está ante nosotros nos muestra la luz del final. Esa luz que nos abre a la fiesta de los sentidos y emociones que desemboca en la Semana más maravillosa.
Aún tienes reservado en un hueco de tu memoria el chirriar del paso de los coches al girar en cualquier esquina por la cera dejada al paso de las cofradías. El olor a incienso sustituye al de tu perfume preferido. Vives entre humos de distintos olores dejando pasar lo que va de la ceniza a las ramas de olivo que servirán para dar la bienvenida al Domingo más hermoso que puedas imaginar (todos los años es lo mismo pero es distinto, el mismo día pero totalmente nuevo, con nuevas sensaciones y energías).En tu ensimismamiento de los paseos vespertinos, sin querer, los pasos te van llevando de un altar de Cultos a otro, de un Besapiés a un Besamanos, de un ensayo de costaleros a una reunión de horquilleros. Los pasos firmes pero tímidos te llevan a la casa hermandad, lo haces muchas veces a lo largo del año, pero ahora el convencimiento de que es para dar los últimos retoques te hace sonreír. Incluso ante la pertinaz lluvia que no nos abandona no te importa, piensas “la que caiga ahora, no cae en Semana Santa”
Disfrutamos como locos de tareas que el resto del año nos parecen pesadas. No nos gusta ordenar, sin embargo durante estos días no paramos de poner orden en todos los enseres, revisamos que todo esté en su sitio.
La llave que nos lleva al Domingo de Ramos ya ha abierto esa puerta hace veinte días, el pasillo que está ante nosotros nos muestra la luz del final. Esa luz que nos abre a la fiesta de los sentidos y emociones que desemboca en la Semana más maravillosa.
Columna "Es Cuaresma" Publicada en "La Voz de Ronda" 06/03/2010
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