martes, 12 de abril de 2011

Pregón de la Semana Santa de Ronda 2011

El pasado domingo tuvimos la oportunidad de oir un anuncio de la Semana Santa de Ronda magnífico. La sencillez, humildad y conocimiento de la Semana Mayor rondeña, aderezada por la sapiencia de un cofrade, horquillero y costalero que dejó un sabor de boca espléndido para los días que nos quedan hasta el Domingo de Ramos.

El acto comenzó con el Himno de Andalucía y la Marcha "Amarguras" magnificamente interpretadas por la Banda Municipal de Ronda. Tras este preludio la presentación del pregonero corrió a cargo de su hijo, que como no podía ser de otra forma, estuvo cariñoso con el pregonero al que recordó que le había enseñado a ser el cofrade que es en la actualidad y nos mostró otra faceta de José María Palmero. Tras la cariñosa y bonita presentación de nuevo la banda de música nos interpretó otra marcha, esta vez la elegida fue "Callejuela de la O" para inmediatamente empezar el pregón en sí.

Emotivo preludio con el que empezó el pregonero que se acordó de su amigo Cándido "Algo se muere en el alma cuándo un amigo se va" fueron sus primeras palabras. Continuó con un acto de fe, en el que animó a los cofrades a ser y sentirse iglesia, estuvo con sus horquillero y costaleros a los que recordó que son el futuro de las Hermandades y tras prepararnos a todos nos hizo la llamada de martillo correspondiente para que nos preparáramos a los días que nos quedan por vivir. A partir de ahí empezó con un pregón en el que tuvo recuerdos para todas y cada una de las imágenes titulares de nuestra Semana Mayor y en todos los versos con los que concluia su recorrido el respetable aplaudió a rabiar. 

Dentro de un pregón de los considerados clásicos y donde volvimos a ver y sentir en la mañana del Domingo de Pasión a nuestras Hermandades y Cofradías por las calles, el pregonero estuvo sublime. Se acordó de algunos detalles que no le gustaron de otros pregones e incluso nos llamó la atención sobre la falta de fe que está tan de moda en algunos lugares ultimamente. Especialmente brillante estuvo con la Hermandad de María Santísima en la Soledad, con la que obtuvo el aplauso más prolongado de la mañana.

Concluyó el pregón acordándose, en un párrafo antológico, de todas las Glorias de la ciudad y concluyó con el clásico, pero no por ello más gloriosos, "he dicho" que actuó como un resorte en todos los allí presentes levantándo al auditorio y recibiendo una ovación que duró por varios minutos y en la que el agradecimiento del pregonero se podía ver reflejado en su cara, su sonrisa, sus ojos brillantes y sus manos en el corazón ante un público entregado hacía uno de los mejores pregones oidos ultimamente en el Teatro Espinel.
Desde esta pequeña crónica sólo dar las gracias a José María Palmero por las bellas palabras que tuvo en el pregón y por emocionarnos a todos los allí presentes con su verbo fácil y fluido, lejos de florituras y haciendo que todos los presentes nos enteráramos de todos. Seguramente habrá quién pueda decir palabras más bellas, poesías más redondas e incluso actuar de otra forma, pero fue el pregón de José María y estamos orgullosos de él y de lo que nos mostró, difícil papeleta para los próximos pregoneros.


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